Ella y Él (segunda parte)

Todo paso muy repentinamente. Ella estaba un día acurrucada bajo las escaleras del gimnasio, se habían burlado de ella en clases porque hiperventilo cuando tenia que exponer, su mamá en la mañana los había golpeado, especialmente a ella porque había tratado de defender a su hermanito...
Ella simplemente ya no podía más, estaba llorando y se había escapado de clases. Él siempre iba a pintar como a esa hora al gimnasio, su profesora de artes lo dejaba hacer lo que quisiera, debajo de las gradas era su lugar predilecto. No solo nadie lo veía y por ende nadie lo molestaba. Normalmente su amigo C, el escritor, lo acompañaba, pero ese día había faltado a clases. 
Él la vio primero, cuando la vio llorando no entendió porqué pero se sintió triste y enojado y en ese momento se asustó de lo intensas que eran sus emociones. No estaba muy seguro de que hacer, pensó en ir por el director, la psicóloga, la enfermera, quien fuera pero que alguien la ayudara. Antes de que pudiera terminar de decidir Ella levantó la vista y lo vio. 
Ella se petrificó, jamás pensó que alguien la iba a descubrir donde estaba, por eso se había ido a esconder a ese sucio y apartado lugar. Consideró salir corriendo  pero estaba tan cansada, asustada y triste que no lo hizo, además en los ojos de el solo vio compasión. Ella estaba harta de alejarse de todos, mantener la coraza costaba y caro. 
Él se acercó lentamente, se sentó a su lado y la abrazo. Ella sin saber porqué  dejo caer su mascara, como nunca lo había hecho con nadie aparte de su hermano, nunca antes había llorado frente a alguien que no fuera su madre cuando niña. Al final Ella se tranquilizó y Él estaba en el cielo, no solo la tenía muy cerca sino que la había ayudado. 
Era apenas medio día así que  aprovecharon el ruido y exceso de estudiantes y se escaparon del colegio. Pasaron toda la tarde corriendo de un lado a otro por la ciudad, riendo, comiendo, besándose, hablando... Hasta que eventualmente Ella le dijo que tenía que ir a cuidar a su hermanito y Él con toda naturalidad le ofreció acompañarla, Ella dudo y lo hizo esperar afuera mientras revisaba que su madre no estuviera y luego de un minucioso chequeo lo dejó subir al apartamento. 
Y fueron felices, como todo el mundo merece serlo. Tenían una rutina que era sagrada, se iban juntos al colegio, almorzaban juntos, casi siempre con C, y después del las clases iban a la casa de Ella para cuidar a su hermanito. Era perfecto porque ni la mamá de Ella ni los padres de Él se daban cuenta de nada, o no les importaba... 
Ninguno de los dos se había sentido nunca así, habían encontrado su lugar de pertenencia en el mundo desolado que hasta ahora los había acompañado. Eran algo así como una sociedad de artistas en desarrollo, a C le gustaba escribir y al hermanito de Ella actuar, así que montaban obras que eran presenciadas solo por las paredes del apartamento de Ella. Se habían hecho inseparables y se habían prometido lo imposible con ilusión adolescente, nunca se separarían, pero esa decisión no estaba en sus manos.
Recientemente   Él notaba que algo le pasaba a Ella, a veces se quedaba callada y absorta, pero cuando le preguntó qué le pasaba Ella evadió la pregunta así que Él decidió no presionarla. Ella notaba algo raro en su madre, y presentía que las cosas iban a cambiar pronto y muy prontamente el miedo volvió a ser su compañero habitual. Había llegado al extremo que su madre les cocinaba, se preocupaba por Ella y su hermano, lo había conocido a Él, ya nos les pegaba ni gritaba. Su madre había encontrado un novio.     

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