Palabrásitos
La palabra entró por sus ojos,
se asentó en sus intestinos
y se devolvió por su esófago
Cuando suspiró aliviado,
pensando ilusamente
que por fin ya había vomitado
la indeseable palabra,
esta se anido calladamente
en su cerebro como un parásito
Y así, solapadamente,
comenzó a tejer una telaraña,
lenta pero persistente,
silenciosa pero letal,
paciente y maliciosa
Y esperó ansiosa...
Y esperó orgullosa...
Y hambrienta de sufrimiento
sembró semillas de veneno
Y en aquel día luminoso
de fingida parsimonia
atacó estratégicamente
Y la palabra explotó,
cual pútridos fuegos artificiales
cual vísceras desparramadas
en la frágil masa encefálica
Y el pobre indefenso,
paralizado por el veneno,
murió ahogado
por su propio silencio
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