Atípicamente heterosexual

 

                Este texto es ficcional, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

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Mariana se sentía como “el bicho raro” de su grupo de amigas, en una sociedad en la cual se promovían las relaciones entre parejas del mismo sexo el no haber salido del closet a su madura edad de 25 años era algo extremadamente atípico. Especialmente porque la joven provenía de un sano matrimonio, sus dos amorosas madres ya iban para 30 años de estar felizmente unidas, y aunque estas no le habían dicho nada respecto a su particular situación podía notar que de vez en cuando la miraban con preocupación.

            Sin embargo, Mariana ya tenía suficiente con sus propias preocupaciones ¿sería que algo estaba mal con ella? tal vez era algún defecto de nacimiento, porque de crianza era imposible, ¿sería que se iba ir al infierno por no seguir las enseñanzas de la Diosa Madre Lesbos?, ¿era tan malo ser heterosexual?, estaba muy ocupada en sus divagaciones cuando una de sus amigas la volvió a la realidad al sacudirla.

-          Mariana, ¿acaso no me estás escuchando?

De todas sus amigas Valeria era con la que menos le apetecía hablar del tema, Valeria había declarado su homosexualidad abiertamente a la tierna edad de 5 años, ya estaba felizmente casada y estaba esperando su primera hija con su esposa Jimena, y como si eso no fuera suficiente tenían un exitoso negocio familiar, eran literalmente el modelo perfecto de una familia tradicional ideal.    

-          Perdona, Valeria, estaba un poco distraída…

-     Te estaba preguntando qué si acaso eres – volvió a ver a todos lados y bajo la voz – heterosexual.

En el grupo todas se alarmaron y algunas incluso se persignaron, Valeria siguió con su discurso de buena samaritana…

-          Es que si lo fueras yo no te juzgaría, querida, pero sí que te recomendaría un campamento de esos ya sabes… si te interesa yo tengo contactos.

-          Ay, Valeria ¿cómo se te ocurre? Solo no he encontrado a mi mujer ideal, después de todo con un matrimonio como el de mis mamás mis estándares son un poco demasiado altos.

-          ¿Entonces sí eres homosexual?

-          Que sí.

-          Me alegro de que por fin lo hayas aceptado – le dijo mientras le daba unas palmaditas en el hombro.

-          Bueno, si lo dices así suena a que soy una alcohólica aceptado mi problema por fin, ¿también me vas a dar los pasos de rehabilitación?

-          Ay, Mariana, tu siempre con tus saliditas raras…    

Después de aquella reunión con sus amigas todas tan rectamente homosexuales se sentía como la criatura más rara del mundo, deseaba con toda su alma encajar, pero… tal vez en serio algo sí estaba mal con ella, así que decidió probarse a sí misma, y se fue al distrito rojo de su ciudad en busca de un prostituto, y aunque no estuvo terriblemente mal la experiencia, tampoco estuvo particularmente bien, ni era algo que quisiera repetir. Decidida a probarse a sí misma fue también con una prostituta, y aunque con esta la pasó mejor tampoco significó ninguna experiencia reveladora para la curiosa joven. Así que cuando llegó a su casa desolada no pudo más que deshacerse en llanto en los brazos de su mamá Eugenia y contarle lo que había pasado.  

-          Hija, no te preocupes tanto, la curiosidad es normal, yo también pasé por esa fase, y si no es una fase, pues siempre hay comunidades donde ser heterosexual si está bien visto, y aunque sé que tal vez al principio Sofía se oponga a fin de cuentas siempre te vamos a amar.

Sin embargo, su mamá Eugenia se equivocaba, su mamá Sofía la echó de la casa y le dijo que no volviera a menos de que entrará en razón, sus creencias lesbianas le impedían aceptar a su hija heterosexual, aunque ni Mariana sabía realmente aún qué era…

Tan mal se sintió que se anotó sola a uno de los campamentos de conversión del lesbianismo. Tenía que levantarse todos los días a las 5 de la mañana, rezarle a Safo de Lesbos, hacer ejercicio, leer literatura feminista y asistir a terapia individual y grupal. Después de un mes encerrada Mariana se sentía al borde de perder su identidad, y como seguía sin sentir una especial atracción ni por os hombres ni por las mujeres sintió que su misión en la vida había fallado, lo último que se supo de ella fue la nota que le dejo a sus madres antes de colgarse en su cuarto.

Mamás, las amo mucho, gracias por todo lo que hicieron por mí, siento mucho haber nacido torcida, me hubiera encantado ser normal y que me gustaran las mujeres, pero por más que intenté no lo conseguí, prefiero abandonar este mundo en el que no tengo un lugar y así dejarlas de hacer sufrir…

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Eugenia nunca le perdonó a Sofía lo que le había causado a su hija y se divorció. Creó una iglesia que se regía por el amor y que aceptaba tanto heterosexuales como homosexuales, la iglesia creció a ser una comunidad y un lugar seguro para todos.

Sofía se hizo sacerdotisa del lesbianismo y se encarga de exorcizar los demonios de la heterosexualidad.

Valeria fue infiel con Sofía, sin embargo, esta luego negó todo lo sucedido. Valeria es ahora una prostituta.

Muchas chicas como Mariana han muerto a causa de la heterofobia.

 

 

 

 

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